jueves, 11 de marzo de 2010

Conflictos mundiales

Hoy es 11-M. Hace dos días en clase tuve que hacer una práctica en la que debía señalar los tres conflictos mundiales más importantes y argumentar por qué lo eran. Yo escribi esto:

"Uno de los primeros conflictos internacionales que se viene a la cabeza de mucha gente es el que protagonizan Israel y Palestina. En mi opinión es el más importante por varios motivos. Podría hablar de su duración, del proceso histórico que hay detrás o de las incontables víctimas que deja a su paso diariamente pero la relevancia de este enfrentamiento va, si cabe, más allá. Es el conflicto más representativo e importante de Oriente Próximo en el que gran parte de los Estados de la comunidad internacional, y no sólo los de la zona, se pronuncian diariamente. La política internacional de las naciones más importantes del mundo centra su atención constantemente en Oriente Próximo y, especialmente, en Israel y Palestina. Basta con observar como la política exterior de la administración Obama tiene como objetivo primordial la mejora en la situación de la región.

Otro conflicto que considero de gran importancia es el que tiene actualmente su foco visible en Irán. Tal vez en términos de víctimas mortales sea de menor relevancia pero se engloba en un conflicto que yo considero de aún mayor importancia que el existente entre Israel y Palestina. El conflicto cultural que se ha venido dando en las últimas décadas con especial virulencia entre las potencias occidentales y los países islámicos es, probablemente, uno de los mayores retos al que se ha enfrentado la humanidad en la historia contemporánea. Si consideramos este conflicto como más que la polémica respecto al régimen iraní y su enfrentamiento con las potencias occidentales con su programa de desarrollo nuclear estamos ante la controversia más delicada y peligrosa que vive la sociedad mundial en la actualidad.

Atentados como los del 11-S en Estados Unidos o el 11-M en Madrid no son más que el reflejo de un conflicto entre dos culturas que ha tenido consecuencias dramáticas en los últimos años. El conflicto de Afganistán no es más que otro eslabón de esta cadena. Este enfrentamiento que fue la respuesta estadounidense al ataque a las torres gemelas sigue vigente hoy con la polémica intervención de la ONU y de las fuerzas aliadas bajo su mandato. Tanto el terrorismo como la respuesta militar de las potencias occidentales conforman una amenaza global que no deja de cobrarse víctimas día tras día. Este conflicto es actualidad permanente e, incluso, ha llegado a África. El estallido brutal que ha tenido lugar en los últimos días en Nigeria no deja de ser un nuevo enfrentamiento étnico (del que también occidente debería responsabilizarse desde el momento en que durante la colonización introdujo todas las nociones de raza y etnias que junto con el establecimiento “artificial” de las fronteras tanto daño ha hecho al continente olvidado). Pero además es un enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, lo que deja entrever que la religión y los conflictos religiosos son uno de los mayores problemas que vive nuestro tiempo."

Me fui un poco por las ramas pero no pude evitarlo. Y hoy es 11-M. Y por desgracia seguimos en un mundo en el que la tolerancia está tan desaparecida en combate como Kaká en el Madrid. Y por desgracia la tolerancia, el respeto, la comprensión, la solidaridad y la empatía son las únicas vías para construir ese mundo mejor que, en el fondo, todos deseamos. Y por desgracia soy incapaz de vislumbrar una luz al final de este ya largo túnel.

Lo bueno es que basta con que cada uno de nosotros arrimemos un poco el hombro, en la medida de nuestras posibilidades, y luchemos por mejorar día a día como personas. Ojalá nos demos todos cuenta a tiempo. Hoy es 11-M.

martes, 9 de marzo de 2010

Italia

Hoy me he levantado con mal pie. Cosas que pasan, hay días que se tuercen un poco en cuanto te despiertas. Pero con el tiempo y la paciencia de algunas personas he aprendido a levantar el ánimo (o al menos parte de él, que tampoco estoy tan fuerte y el mío a veces pesa mucho).

El caso es que iba caminando por la universidad y me he acordado de un viaje. De hace unos años. Por Italia. De interrail. Estábamos yo y mis amigos en Venecia cuando desde un edificio histórico (no me preguntéis cuál, sólo recuerdo la cabeza de Willy en un ventanuco enano haciendo el payaso) vimos en una plaza que se hacían las pruebas de sonido de un concierto.

La que estaba en ello cantaba una canción de Laura Pausini. Pero lo hacía genial. Tanto que nos parecía ella. Así que bajamos y sí que era ella. Cuando acabó de cantar, nosotros con nuestra bandera de España y de Asturias (sí, allí donde vaya cualquier persona habrá una bandera de Asturias) empezamos a gritar su nombre acompañado de "desde España" o, ya a la desesperada, "para Caiga Quién Caiga" (sí todavía existía la versión buena del programa).

Finalmente ella se giró para hablar con nosotros y le pedimos una canción en español (ya que tiene más fans aquí que en su país). A lo que ella desde el escenario contestó (lógicamente, ahora que lo veo todo desde la distancia que establece el tiempo) "¿Cuál?". Creo que han sido de los 30 segundos más largos de mi vida cuando mirándonos los unos a los otros nos dimos cuenta que no sabíamos más canciones que la que acababa de sonar ( de la que ya ni me acuerdo). Finalmente arrancamos casi a la par con "Marco se ha marchado para no volver...", que probablemente tenía más años que ella.

Entonces me pareció muy normal su reacción. Se giró, se dio la vuelta con un "ésa es muy vieja" y desapreció en una scooter pilotada por un joven de rostro envuelto en casco. Hoy riéndome solo por la uni no pude evitar preguntarme por qué no nos regaló nuestro inmerecido momento de gloria.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La vida no es Hollywood

Mi educación ha sido, en parte, muy hollywoodiense. No quiero decir con esto que me haya criado como una estrella de cine, ni que tenga tras de mí una historia épica de superación personal (lo único que he tenido que superar han sido las montañas que yo me he creado de la nada). En realidad me refiero a que siempre he visto muchísimas películas americanas y creo que eso ha influido enormemente en mi forma de ver el mundo.

Así me planté con ya cierta edad creyendo, en el fondo, ideas como que todas las cosas tienen que acabar bien (ésa es la diferencia con el cine español, que todas las pelis malas o entretenidillas y gran parte de las buenas siempre acaban bien). Los conceptos de honor, amistad o lealtad han sido siempre sagrados para mí. Ese tipo de actitudes eran lo que yo creía que había lograr en la vida. Se puede decir que finalmente me soltaron en el mundo real y he ido descubriendo que realmente esas cosas no son tan importantes para la mayoría de la gente.

Pero sin luga a duda, lo más alejado de la realidad que se fue creando en mi concepción del mundo es la idea del amor. Supongo que procedente de todas esas comedias románticas se fue asentando en mi cabeza la idea de que el amor puede con todo, que es lo que más feliz hace a la gente y por eso nada podía derrotarlo.

Hace unos años conocí a una persona que me ha ido enseñando muchísimas cosas. Una de ellas es que el amor (y en este caso voy a hacer una distinción con ideas como amistad que conllevan el amor por encima de todo) no es tan importante. Que realmente a mucha gente el hecho de estar enamorado no les proporciona tanta felicidad. Que durante toda mi vida he sobrevalorado enormemente el amor (tanto como estado como prioridad).

El otro día iba en el cercanías y me senté en frente de una pareja. De repente, empezó una discusión que no pude ignorar (créanme si les digo que no soy tan cotilla). En la misma, el hombre (ya pasados los 30 años y, probablemente, los 35) no dudaba en que él no quería tener hijos. La mujer, por su parte, decía que ella tampoco en ese momento pero que en el futuro igual ambos cambiaban de parecer. Es sorprendente que las personass, tan celosas de nuestra intimidad a veces, podamos acabar hablando sobre un tema como este en el tren con nuestra pareja. El caso es que lo que quedaba claro es que ese hombre no iba a tener hijos nunca (créanme que pocas veces he demostrado yo tanto convicción por nada) y que la mujer si que los tenía en mente. Y tras pensarlo un poco me dí cuenta de que por mucho que se quisieran o acabarían separados o uno de los dos no podría alcanzar la felicidad plena a la que todos aspiramos.

Supongo que tras esto me di cuenta de que por mucho que se quieran dos personas hay cosas que importan muchísimo más que el amor y que pueden hacer que éste acabe doblegándose. Supongo también que la clave es encontrar a esa persona que, además de sentimientos, traiga consigo una concepción de la vida similar a la tuya.

Suponiendo y suponiendo me percaté de que yo había sobrevalorado el amor enormemente desde siempre. Probablemente lo siga haciendo durante mucho tiempo (y espero que así sea porque siento que esa confianza en el amor me hace ser mejor persona) pero últimamente el pedestal en que lo había puesto ya no tiene la misma altura. Y es que, por desgracia, la vida no es Hollywood.