miércoles, 12 de noviembre de 2008

Vida eterna

Allí tendido, sus pensamientos pudieron fluir en calma y paz. Una quietud que jamás había logrado alcanzar. No recordaba apenas momentos de su vida en que hubiese temido a la muerte. De hecho siempre consideró que una buena muerte puede justificar toda una vida. Las nociones presentes en toda historia épica (y todas lo son en cierta medida) no hacen más que demostrarlo. Una buena muerte te da la vida eterna, solía pensar, como morir por algo más grande o importante que uno mismo, como dar la vida por algo que de verdad vale la pena.

Su mayor temor durante su existencia fue el fracaso, el no estar a la altura. Años y años sintió haber decepcionado a todo el mundo. Cada uno de sus intentos por mejorar caían en un saco tan roto que un agujero negro no habría podido hacer un trabajo mejor. Día tras día sus entrañas se desgarraban al ver en los ojos de quienes quería esa constante mirada de decepción. El sufrimiento que eso le producía le llevaba a huir,a encerrarse en un mundo imaginario, a esconderse de la realidad en vanalidades que elevaba a una categoría superior.

Durante mucho tiempo luchó contra todo eso, trató de salir adelante, buscó sentidos y motivos por los que luchar y seguir. Pero fue en vano. Cada fracaso resultaba más estrepitoso que el anterior. El dolor y el sufrimiento eran sus compañeros de fatiga y las derrotas le corroían por dentro haciendo desaparecer a aquél que una vez quiso ser desfigurándolo de tal forma que hasta para sí mismo resultaba irreconocible. Cada persona que le quería acababa alejándose y su felicidad y posibilidades de alcanzarla con ellos. Y todo por su falta de competencia en una vida que le quedaba grande. Se vio superado por un mundo que le exigía una calidad personal que nunca poseyó aunque hubiese creído alguna vez que la alcanzaría.

Y tras caminar en el desierto tras espejismos burlones, murió. Seguía respirando y haciendo todas esas cosas que dan una apariencia de vida pero como Bob Dylan dijo una vez " Quien no está ocupado en vivir, está ocupado en morir" y desde hacía tiempo su ocupación ya no era la vida.

Fue irónico que cuando, pérdida ya toda esperanza, se le presentó la última oportunidad dio la talla. Mientras yacía en el suelo de ese viejo vagón de metro sus ojos se iluminaron por primera vez en mucho tiempo recapitulando el momento anterior, uno que valía una vida. Resultaba perfecto que hubiese sido en el metro, ese lugar que siempre había amado por como era capaz de reflejar con sinceridad a sus viajeros si uno observaba cuidadosamente. Fue inmejorable que allí lograse dar el paso para coger aquéllo ue siempre había deseado.

Cuando esos tres jóvenes habían empezado a amenazar y golpear a esa chica, mientras el resto de los pocos viajeros miraba a otro lado o huía del lugar del crimen sin atisbos de vergüenza, un impulso le llevó a enfrentarse a ellos. La chica aterrorizada logró escapar en la confusión que su aparición provocó y, como no, los chicos pagaron su frustración con él. Cuando cayó bajo los golpes y en el suelo era apaleado en un sinsentido, se dio cuenta de que lo iba a lograr.

En el momento en el que el golpe certero abrió el caudal de sangre de su cabeza, notó que estaba hecho. Antes de que todo desapareciese para siempre dislumbró la cara de asombro del más joven de los agresores ante la leve sonrisa que se dibujó en esa cara que reposaba sobre un creciente charco de sangre que hacía de fondo en un retrato macabro. Era la sonrisa de la victoria. De la mayor de su vida. La vida eterna.

martes, 11 de noviembre de 2008

Español en Holanda I

Soy español y este año lo estoy pasando en Holanda, en Maastricht para ser más exactos( o Maastrijt como pronunciaría un holandés) . "Donde el tratado", estaréis pensando la mayoría (alguno, tal vez, sin saber siquiera qué tratado exactamente,como me pasó a mí). El señor Erasmus se ha dignado a invitarme(ya sabéis, el tipo éste que desde su tumba suelta pasta, poquísima en España, para que pases el mejor año de tu vida para muchos).

Dicen que una de las cosas buenas del Erasmus es que te abre la mente, te sumerge en un nuevo país, con nuevas normas y costumbres. Probablemente esa situación sea de las más enriquecedoras que una personas puede experimentar. Viajar y "conocer mundo" permite conseguir, según me parece, cierto grado de , llamémoslo rápido y mal, madurez o sabiduria.

En mi caso he de decir que el paso que he dado no es tan grande como el que podría ser pero es un primer paso(que siempre hay que dar). Está claro que ser español e irte a Holanda no es el mayor cambio que uno puede experimentar. El hecho de no haber salido de Europa ( de la UE para más inri) hace que mi salto no sea muy arriesgado, pero como digo por algún lado hay que empezar.

Cuando me decidí a venir aquí, empezaron a salir a flote ciertos bosquejos sobre lo que podía encontrarme en este país. Es algo, que para bien o para mal, no suelo hacer con lo que el impacto cuando viajo suele ser mayor, pero esta vez no pude reprimirlo. Holanda, pensaba, un país más avanzado que mi querida España. Con una población más fría y correcta (algo que comprobé en mi Interrail del año anterior). De menores dimensiones pero un pasito por delante nuestro.

No voy a decir que tras dos meses y medio que llevo aquí todo difiera de tal manera con lo previsto que esté todavía en shock pero sí es cierto que hay muchas cosas que me han sorprendido. Por una parte la idea de éste país como más avanzado que España no me resulta tan fácil de defender como había supuesto. Tras un viaje a Munich descubrí que sus carreteras no son mejores que las nuestras y que dejan bastante que desear pese a que los coches que circulan por ellas parecen más nuevos y de marcas de mayor prestigio que en mi país.

La limpieza de las ciudades, que para mí está bastante relacionado con eso que llamo educación , no supera a las españolas. Los pavimentos necesitan un par de manitas de "chapa y pintura " y todo eso que podemos llamar infraestructuras públicas no dan la impresión de sobresalir por su calidad.

Una cosa que me sorprendió es que pese a que a media tarde nos quedamos sin luz, el alumbrado es muy deficiente y escaso. Por una parte ahorran una cantidad de energía tremenda( lo que demuestra una gran conciencia social; o sentido del ahorro; o ambos), por otra a las 6 cuesta ver con claridad. A su favor hay que decir que son más eficientes. Basta con comparar la burocracia en ambos países para darse cuenta. Y, tal vez, más serios en lo que hacen.

Otra de las "etiquetas" que puse al llegar aquí era esa de lo liberales que deben ser estos holandeses. Tras dos meses (no mucho como para valorar nada) me da la impresión de que tiene muchas costumbres liberales pero que ellos no son tan abiertos como me imaginaba. Es cierto que son muy políticamente correctos (no tanto como los belgas y su "perfecta europeicidad" que diría un amugo mío pero suficiente) y que dentro de sus costumbres respetan mucho más que nosotros. Pero pobre de tí si les sacas de sus esquemas. Tal vez por la proximidad de sus vecinos germanos noto cierta forma cuadrangular en sus cabecillas y la imagen del guiñol de Van Gaal se me aparece más de una vez en mi mente.

Por lo demás, y como era de esperar, el hecho de nuestra proximidad cultural y geográfica se hace notar. Como ya he dicho los cambios que encuentro respecto a mi hábitat natural son muy escasos aunque sí hay cosas que podríamos tomar de ellos (tantas como ellos de nosotros, véase definición de gastronomía y alimentación en algún lugar). Está claro que no me he marchado a nuestras antípodas culturales pero sí que espero que todo esto me sirva para progresar personalmente.

Por lo demás sigo con mi apacible estancia en un lugar tranquilo cuya vida fluye al ritmo del río Maas y al de las pedaladas de miles de holandeses y estudiantes. Y mientras tanto yo sigo aprendiendo y disfrutando de unos paisajes que no me esperaba en tan poca superficie como tienen (toda llana encima), pero aqui....con bici.

Un español en Maastricht

viernes, 7 de noviembre de 2008

Cóctel

Hay gente dura. Mucha que cada mañana se levanta para comerse el mundo. Y lo hace. Son personas acostumbradas a la acción, a la velocidad; con una gran fortaleza que les permite hacer frente a casi todo lo que se les viene encima o, al menos, a intentarlo.

Otros se despiertan cada mañana desconcertados. Abren los ojos y se sienten fuera de lugar, superados por las circunstancias. Son esos a los que el mundo se les viene grande y se sienten incapaces de cumplir las expectativas puestas sobre ellos.

Lo maravilloso surge cuando personas de ambos tipos se juntan y son capaces de avanzar juntos. Cuando la simbiosis entre ellos les aproxima a un equilibrio que les aleja de muchas de las banalidades de este mundo para centrarse en aquéllo que deverdad importa.

domingo, 15 de junio de 2008

En el limbo

Será la época. La finísima línea que separa la euforia de la desesperación. Y el tiempo. Tanto tiempo para que mi cabeza piense y piense. Y dude de todo, o casi todo. Al final siempre acabo aprovechando estos días para hacer esas reflexiones que aplazo desde hace tiempo y que quieren parecerse a las que años atrás acababan exponiéndose. Y son sólo incertidumbre. Es posible que la adolescencia me haya llegado tarde, a deshora y todo lo que en otro tiempo era tan fácil se haya convertido en montañas difíciles de escalar y las dudas que estaban antes ahí, ahí permanzcan pacientemente.

Una cantidad de cosas inimaginable y creciente aguardando, socarronamente, en ese rincón apartado al que sólo uno puede llegar, en el limbo de nuestro alma.... Aunque hay cosas que nunca cambian y que, gracias a Dios durante años y años, siempre están ahí.

sábado, 14 de junio de 2008

Free Hugs

Por si no vuelvo a escribir porque hubo una vez que alguien colocó un cartel con esto en su puerta y tardé en bajar...