
Es ciencia-ficción, algo que siempre me ha gustado, está claro...¿o no tanto? Cada día que pasa la sociedad se apoya más y más en una tecnología que evoluciona día sí y día también. Estamos inmersos en una rueda que no deja de girar. En pocas décadas hemos sido testigos de un desarrollo técnico sin precedentes que hace menos de un siglo parecería auténtica ciencia-ficción. Se puede decir, sin temor alguno a escandalizar a nadie, que estamos viviendo avances "de película". La ficción de Matrix parece tener atisbos de realidad. Esa ilusión colectiva que es Matrix tuvo su origen, dentro del largometraje, en una sobreconfianza del género humano en sí mismo gracias a su creciente capacidad para crear. El fin y declive de la especie humana tienen sus raíces, sin salirnos del filme, en su apogeo, en la situación de progreso tecnológico que vivimos en la actualidad.
Las nuevas tecnologías son a cada instante que pasa(no conviene perder de vista que hablar en términos de instantaneidad es clave para comprender toda esta evolución hacia la llamada "sociedad de la información") más importantes en nuestras vidas. Esta afirmación no es una mera forma de hablar y basta con acudir a los datos para demostrarlo. Si analizamos los tan conocidos Informes de Telefónica sobre la Sociedad de la Información 2006 o el VI Informe eEspaña 2006 (elaborado por la Fundación France Telecom España) observamos que algunas de estas tecnologías como internet o la telefonía móvil son ya una parte más de nuestras vidas y no tiene sentido dejarlas de lado en un análisis de nuestra sociedad.
Así, la comprensión del mundo actual requiere de estos avances sin los cuales nada sería lo que hoy es. Esto suele ser el punto de partida de debates intrascendentes sobre la conveniencia de estos progresos técnicos para la sociedad. En mi opinión ésto carece de sentido alguno en el momento en que son aquéllos los que posibilitan tal debate como forma, no integrada, sino parte ya de la propia sociedad.
Pese a ello hay que ser prudentes y mantener la cabeza fría. Como ya he dicho no se trata de llevar a cabo críticas banales contra eso que aumenta nuestra calidad de vida pero sí es conveniente establecer unos límites, determinar el marco y el papel que las tecnologías han de desmpeñar para no permitir que el fruto del ingenio humano convierta a éste en su esclavo. No vaya a ser que tengamos que acudir a Neo o al Elegido que corresponda.
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